miércoles, 9 de junio de 2010

Si yo fuera presidente

Para ser presidente, primero debo ser candidato. Si soy candidato, según mis ideales, debo ser una persona digna del cargo. En el medio de todo eso, si decidiera estar a la altura de mis ideales, la pregunta que me despierta una desosegada angustia es: ¿podré estar a la altura de las circunstancias?
Jaime Bayly y Alejandro Toledo tienen en común que ambos son presos de sus apetencias carnales, en el caso de Toledo, ha tenido más de una denuncia por haberse ido de putas y no pagar lo que corresponde, y en el caso de Bayly, por querer ser otra vez una muchachillo fogoso, por ser, en realidad, un viejo verde libidinoso.
Yo preferiría un líder como Martin Luther King o Nelson Mandela, que entendiera que ser el líder de la reconstrucción y reconciliación del Perú es, en primer lugar, sacrificar sus deseos lascivos, sobreponerse a lo patético que nos hace el tiempo.
Si yo quisiera ser presidente, debería ser una persona intachable. Pero ayer, después de haber visto la película “Invictus” (sobre como Nelson Mandela, para apoyar la reconciliación de su pueblo, inspira a los integrantes del equipo nacional de Rugby para que ganaran la copa del mundo de ese deporte) he replanteado mis críticas a los 2 candidatos presidenciales que hago mención en este post. Y es que si yo fuera candidato a la presidencia, ¿podría vivir de acuerdo a mis ideales?
Imaginemos lo siguiente: Yo soy casado, de pronto se aparece en mi vida una mujer, imaginemos que trabaja para alguna entidad bancaria (que sea vendedora), imaginemos que me gusta mucho, imaginemos que estoy en una etapa en la que talvez esté aburrido por determinadas circunstancias personales, imaginemos que no pueda decirle que estoy casado. En aquel caso, ¿qué es lo que me diferenciaría de Bayly y Toledo? ¿Podría tener la entereza moral que tanto le exijo a los candidatos presidenciales de mi país?
Particularmente, pienso que para ser la esperanza de este país, debemos tratar de ser intachables, leales, sensatos y prudentes. Ni Bayly, ni Toledo, ni García, ni ningún otro político es moralmente decente. Y yo no quiero escupir al cielo. Solo quiero pensar en esta palabras que escuché ayer en la película Invictus:

… soy el amo de mi destino
soy el capitán de mi alma.

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Poema completo


Invictus

En la noche que me envuelve
negra como un pozo abominable
yo agradezco al dios que fuere
por mi espíritu inconquistable.

Atrapado en este circunstancial lugar
yo he gemido pero no he llorado
ante las puñaladas que me deparó el azar
mi cabeza sangra, pero no me he postrado.

Mas allá de este lugar de furia y de lágrimas
me acosan las sombras con terror.
Pero tantos años de amenazas
me encuentran sin temor

Ya no importa cual fue mi camino
ni cuantas culpas he acumulado.
Soy el dueño de mi destino
soy el capitán de mi alma.

William Ernest Henley

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